Hoy se cumplen seis años de ese 3 de junio de 2015 en el que ochenta ciudades argentinas gritaron Ni una menos. Fueron los movimientos feministas, primero nacionales y luego de muchos otros países, los que marcaron la necesidad urgente e imperiosa de poner límite a la violencia de género.
Ni una menos entronca con el Nunca Más, dos llamados a que se respeten los derechos humanos y una manera de decir “basta” a las justificaciones, dudas, naturalizaciones. Ni una menos, es ni una menos: no hay cadenas causales, circunstancias excepcionales, ni razones para justificar el femicidio.
Desde el Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires tenemos un claro registro de lo que falta. Hicimos mucho: capacitamos a las y los magistrados y funcionarios judiciales en perspectiva de género antes de la Ley Micaela, mediante los Talleres de Sensibilización en los 19 departamentos judiciales; trabajamos para mejorar las coordinaciones y los dispositivos que intervienen en las denuncias de violencia; nuestras capacitaciones y jornadas para mejorar la respuesta frente a este fenómeno aberrante son numéricamente mayores a las de cualquier otro tema. Pero las causas de violencia aumentan; los juzgados están desbordados y no paran de crecer las denuncias; los recursos no son suficientes: ni la policía, ni las tobilleras, ni ningún otro. Los femicidios no disminuyen, las mujeres y diversidades no están más seguras en las calles ni en sus casas, la cultura violenta y machista persiste.
El Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Buenos adhiere al Ni una menos como compromiso de seguir y profundizar los esfuerzos para mejorar la respuesta estatal a este fenómeno: un porcentaje de las víctimas había realizado denuncias previas, la mayoría no. Quienes no lo habían hecho también nos interpelan: no podemos solos, ni nos preocupa solamente lo que es judicializado, somos parte de esta sociedad, parte de la solución y parte del problema.